lunes, 20 de julio de 2009

que viene el coco y te comerá...

La pandemia la más peligrosa para la especie humana, y para la cual desgraciadamente no hay ni habrá nunca vacuna, se llama estupidez humana, stupidis virulentis; factores de riesgo lo constituyen la exposición prolongada a la propaganda televisiva, las programaciones sociales de todo tipo (identificación con un modelo, ya sea nacionalismo, religión, equipos de fútbol, afán de triunfar, apetito de belleza, juventud y poder...), la falta de cultura y de memoria histórica.
Para prevenirla, se aconseja tomar una dosis de pensamiento crítico regularmente y limitar al máximo la exposición a los factores de riesgo, sobre todo la televisión. La evolución suele ser crítica una vez declarada la enfermedad y el 70% de los afectados llega a una cronificación de los síntomas.

Síntomas típicos de esta enfermedad:
-repetición de frases hechas y de consignas escuchadas en los medios de comunicación (hay que vacunarse de la gripe, si no lo haces por ti, hazlo por la sociedad)
-espíritu de grupo (exalto a los míos, desprecio a los demás -muy común en política)
-ausencia de dudas; afición a los “ismos” (capitalismo, comunismo, individualismo-tengo la solución y todos los demás son unos tontos)
-expertosis o tertulianisis: opinar de un tema sin incluirlo en su contexto, y sin ver que en la formulación del debate ya faltan los tres cuartos del problema, que es mucho más amplio (debate sobre el 0,7% para la ayuda al Tercer Mundo cuando están pagando en términos de deuda 20 veces lo que se les da en ayudas...)
- pasividad, pereza intelectual, conformismo: acepto lo que se me dice porque no tengo tiempo/energía/capacidad para buscar información alternativa, y además estoy cómodo así (si El País llama Chávez un dictador, es que lo es, aunque lo hayan elegido x veces)
-victima de la moda: me compro algo inútil y feo porque así molo más y es lo que se lleva (la minifalda con las medias que se paran a media pierna)
-victima de la moda cultural: me encanta el abstraccionismo post moderno sin patas (el edificio flotante de la Caixa en Madrid) porque así molo más y además es muy conceptual

lunes, 23 de marzo de 2009

los obispos ( ¡que se callen por dios!)

Qué maravilla, que gente que ha renunciado a la sexualidad (en el mejor de los casos, pues en varios se ha averiguado que con su podrida hipocresía además se aprovechan de niños indefensos) me venga a decir lo que tengo que hacer de mi sexualidad...¿y a vosotros qué os importa, que haga el amor para tener un hijo, o solo porque mi novio está muy bueno y lo quiero mucho y me quiere mucho... que se ponga preservativo o que yo tome la píldora, que lo hagamos por atrás o a la manera francesa? ¿Díganme señores obispos, por qué inventó Dios el placer? ¿Por qué inventó el clítoris, el único órgano que solo sirve para recibir placer?

Claro, esto no lo podéis responder, pues negáis el amor, negáis la vida... estáis enzarzados en vuestra mística mórbida de la culpabilidad y del sufrimiento, dos mil años dando por saco a media humanidad...si lo pensamos de hecho es increíble que siempre a Jesucristo se le represente supliciado, en la cruz... ¿por qué no representarlo multiplicando panes y peces, viva expresión del poder del amor? Pues claro, para manipular a la gente: “¡ha muerto por culpa de tus pecados!”

Os reclamáis de Él pero yo sé que si viniese hoy, el señor Jesús, echaría abajo vuestra iglesia , vuestras riquezas, vuestra hipocresía farisea, vuestros incesantes juicios y condenas a todo lo que no sigue vuestro estrecho camino, y que ni siquiera podéis entender. Sois la negación de todo lo que está escrito en el Evangelio, hasta Dios se avergüenza de vosotros... sois marchitos y estériles, unos viejos hombres frustrados, secos como pozos del que ya solo sale un lodo inmundo...

Me baño a diario en el río claro de la vida, que no vislumbraréis jamás, no os necesito, hasta a veces me dais lástima. Pero collons.... cuánto daño habéis hecho. Ojala se os vaya dejando hablar de lado como a estos locos a quien nadie ya hace caso, y que acaban arrugándose, inofensivos. Y ojala se os quite toda financiación, por fin, a ver si trabajáis un poco y tenéis menos tiempo para pensar vuestras paridas y dar por saco a la gente.

domingo, 1 de febrero de 2009

Ciencia de pega (pégate un tiro)

Hace tiempo que leo, en el Público del domingo, un apartado de Miguel Angel Sabadell, que se llama "ciencia de pega", donde este valiente caballero defiende a los inocentes y los ingénuos que podrían caer en las garras de los charlatanes, pseudocientíficos, etc., que intentan sacar dinero y engañar a la buena gente.
Si hubiera vivido en otros tiempos, seguro que hubiera proclamado que la tierra es plana, y mandado a la hoguera todos los charlatanes de la epoca, los Giordano Bruno, Galileo Galilei y consortes, pero desgraciadamente, vive en el siglo XXI y tiene que contentarse con verter su desprecio y sarcasmo a los pseudo-científicos desde una magra y a veces patética columna (en vez de hablar de lo que sabe, que seguro es mucho, y explicar cosas interesantes).

Me llama la atención la cantidad de gente, que sin saber, ni querer saber, se cree habilitada para despreciar y condenar a sistemas de pensamiento que no conoce ni quiere conocer. En cualquier foro de medicina alternativa, homeopatía o naturopatía, siempre viene el típico escéptico, auto-promulgado "rey de la razón científica triunfadora" y "única persona razonable" del foro, para intentar convencer a todos y todas que todo eso son chorradas, que son charlatanes que quieren forrarse utilizando a la gente, etc. (¿para qué pierde el tiempo en eso? Muy bien para él si no ha caído....)
Varias veces he intentado hablar con este tipo de personas, pero en general, no hay manera. Lo único que saben hacer es despreciar, decir que es "científicamente no fundado", y citar los varios ejemplos que conocen de gente que ha sido estafada por los charlatanes. Son poseedores de la razón y los demás unos obtusos.
Es imposible negar que, dentro de la masa de gente que se dedica a este tipo de terapias, habrá gente que quiere hacer dinero fácil, gente poco escrupulosa, gente que intenta mistificar a sus presas, usando la enfermedad y la desgracia ajenas para llegar a sus fines (llenarse el monedero). Es muy feo, pero el mundo en que vivimos es así en todos los ámbitos. Pero intentar bajo este precepto reducir todo lo que no sea "científicamente fundado" a vaticinios exentos de razón, o toda la gente que trabaja con esto a charlatanes, es absurdo e injusto. Hay muchos médicos que son médicos no porque les importe el sufrimiento de sus pacientes, pero porque es el camino que han encontrado para hacer pasta; algunos que han cometido fallos que han costado la vida a sus pacientes, y siguen ahí y tan tranquilos; muchos que recetan ansiolíticos y antidepresivos como si de aspirina se tratara, porque intentar entender lo que lleva a uno fuera de los comportamientos socialmente aceptados es más complicado que firmar una receta. ¿Por eso tenemos que decir que los médicos son todos unos charlatanes, que se van de congreso pagados por las farmaceúticas y recetan lo que les dicen éstas? Yo no lo haría.

El súbdito Miguel Ángel, aquella vez, se metía con los necios de los indios, con su yoga y sus chakras, riéndose bien alto y despectivamente, de los presuntos chakras, que claro está, no existen, ya que la ciencia no los ha visto. Este artículo traducía un sentimiento de superioridad intelectual de la raza blanca occidental "razonable", además de una ignorancia profunda respeto al sistema de pensamiento yóguico; pero lo peor era que, desde esta ignorancia, negaba que lo que conllevaba este sistema, su simbología, su visión del ser humano tuvieran sentido alguno.
Es decir, que estos indios tontos, desde 3000 años antes de Cristo, se contorsionan y hacen Oooooom porque son unos subnormales. Menos mal que por fin, ha venido Miguel Ángel para contárselo y contárnoslo.

Yo que pensaba que el positivismo científico había muerto con la relación de indeterminación de Heisenberg (este físico alemán demostró en 1927 que no podemos saber a la vez con toda precisión la posición y la velocidad de una partícula, y así mismo, se demostró que la propia manipulación necesaria para conducir el experimento influye en la respuesta del sistema), veo que hay un mogollón de gente que se proclama científica y que está anclado en unos esquemas mentales prehistóricos en lo que a ciencia se refiere. Para ellos, si algo no se puede demostrar, no existe. No les cabe en la cabeza que tal vez las máquinas de las cuales disponemos no sean lo bastante sensibles como para detectar algunos de los efectos "no demostrados". Que estos efectos tal vez sean tan complejos que no se reduzcan a las cosas relativamente sencillas que conocemos. Que tal vez solo hayamos escrito la A en todo el alfabeto del Universo que queda por descifrar. Que tal vez la duda sea la actitud más científica, antes que la certidumbre.
Yo soy científica de formación, y no creo que porque no se haya demostrado algo, no sea cierto. Los chinos dicen "Todos los caballos tienen cuatro patas, pero no todo lo que tiene cuatro patas es un caballo". Creo en los límites de nuestros sentidos, de nuestros aparatos de mediciones, y sobre todo en los límites de nuestra mente, estos sí, muchas veces auto-impuestos.
Con eso llego a donde quería: ¿por qué? ¿por qué tanta gente tiene que venir a demostrarte que lo que haces, crees, lo que has constatado por tú mismo no vale para nada, pues la ciencia no ha demostrado nada? Y desde su ignorancia y su estrechez de visión, te tachan de "jippi", de "idealista", de "fanático" y otros nombres bonitos, cuando yo no les digo nada, ni los fuerzo a venir a mi clase de yoga, ni a curarse con acupuntura...
Creo que hay dos actitudes ante el saber. Hay quien busca respuestas, y quien busca preguntas. Desgraciadamente la gente que busca respuestas tiene tendencia a olvidar que ninguna respuesta es definitiva. Detrás de una respuesta siempre hay otra pregunta. Por eso vino Einstein después de Newton; no podría haber existido su ley de la relatividad si no hubiera antes estudiado y digerido Newton; pero tampoco hubiera nacido este trabajo si Einstein hubiera visto en la ley de gravitación del de la manzana una respuesta definitiva y un dogma que no se podía poner en duda.....Renunciar a la duda, aferrarse a la respuesta aunque sea coja, es una apuesta para sentirse seguro en un mundo aterrador pero no es una actitud científica. Este comportamiento lo vi en una amiga que se alistó en una secta, donde el gurú daba las respuestas y dictaba el bien y el mal. Ya era imposible hablar con ella de nada, pues se hablaba por gurú interpuesto... pero claro, ella se sentía más tranquila y es lo que necesitaba. Lo mismo hace aquel que se aferra a la ciencia como un dios moderno y desestima lo demás; ello traduce la inmadurez de su consciencia, su necesidad de ser mecido por la ciencia, amamantado por la técnica, sermoneado por la razón... el gurú-razón. Y es una profunda inseguridad, la que finalmente le hace desacreditar cosas que no conoce y hablar cuando no sabe, en vez de dejar que hayan preguntas abiertas, un espacio vacío en sí para poder realmente conocer y crear.

PD: que todos los que se meten con los charlatanes empiecen por meterse con la charlatanería de los alimentos-medicamentos, el Danacol, los huevos con omega 3 y todo este marketing jugoso; los cientos de productos químicos potencialmente dañinos que hay en los cosméticos, por ejemplo: me parecen más graves todas estas manipulaciones, de que una ama de casa se vaya a hacer yoga para flexibilizar su columna vertebral o mejorar su vida sexual. He dicho.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Esa soy yo


Bueno soy yo como me ve Ramón. Se ha puesto loco cuando le mandé la canción que grabamos a duras penas con el Carlos. Qué risa. Según él un retrato onirico-psicológico-friki.
Como no tengo tiempo para escribir, pongo esto. Me da pena este pobre blog abandonado, sin título, sin entradas... ¡Que acabe esto ya! Y me libere la mente.

sábado, 5 de enero de 2008

Los ojos de viaje

Me encanta tomar el tren. Aunque no vaya lejos. Es como un mundo dentro del mundo, un momento entrañable donde no hay nada más que hacer que dejarse llevar. Durante los viajes, cambia la manera que miro las cosas. Los ojos están más abiertos, cada cosa supone un estímulo, una pregunta.
Esta viejita quebrada, plegada en dos, tendiendo la ropa en su jardín que acabamos de pasar en un instante, ¿cómo sigue para ella la película?¿dónde están sus hijos, sus nietos, quién come con ella?¿ ¿Tiene alguien más que el perro que dormía delante de la casa? Y esta chica al final del vagón, tan guapa, perfecta, laqueada con aire altivo ¿no hay algo triste en su mirada? ¿tendrá también rasguños al alma, bajo el aspecto liso de su físico? Me invento vidas a veces, o solo hago de detective observando alrededor mío, hurgando en los huecos de la banalidad para encontrar lo chistoso, lo poético, lo humano.
También me invento mi vida cuando me da por ahí. El tren se ha convertido en mi lugar de predilección para formular buenos propósitos. Cuanto más dura el trayecto, mayores los propósitos y más rienda suelta le doy a la Bovary que llevo dentro (Emma Bovary es un personaje de Flaubert, siglo diecinueve, que... bueno.... pues la tía se aburre mortalmente como buena esposa de notable de provincia, entonces se imagina ahí mogollón de historias...adulteras de preferencia. Todo un mito en Francia, tendría que volver a leer el libro, esta manía de hacerte leer de adolescentes clasicazos de esos te asusta de la literatura) bueno total, que me monto mis peliculitas mecida por el zumbido del tren “ahora que he vuelto, iré a la piscina una vez a la semana, dejaré de comerme las pielecitas de los dedos, llamaré a mis padres al menos una vez a la semana....” lista interminable que barajo serenamente con cierta autosatisfacción (como si ya estuviera cumpliendo) al ritmo de las sacudidas regulares del convoy. Porque ahí todo fluye más fácilmente, y realmente creo que todo va a ir así de redondo. Con un espacio sin referente, con un tiempo que no es temporal.
Y entonces ¡fallo del programa! en algún momento hay que salir del tren, coger la realidad por donde se pueda, y vivir. ¿Soy menos dotada en eso? Los buenos propósitos se van agrietando, el circo diario y la masa humana de la ciudad alrededor mío machaca la disponibilidad de mi mente, me hace ignorar hasta mis vecinos...Mi chispa se ablandece como petardo empapado en un baño de rutina. Me resigno, la vida no es el sueño de los trenes, el espacio tiene como referente donde estoy, y el tiempo,... pues las 24 horas siempre se quedan cortas.
Pero me di cuenta que puedo intentar guardar los ojos de viaje puestos lo más posible. No los de la Bovary, más bien los del detective. Para que no me ahogue la rutina. Para que no sean los días casillas de calendario, unas tras de otras, pasando iguales y automáticas mientras la sociedad repite en voz de fondo “Trabaja, consume, diviértete! Trabaja, consume, diviértete! ” ... yo voy contando el número de mis pecas cada vez mayor, y mis arruguitas, sumando años y de repente digo: no quiero que mi vida sea una jaula mecánica, una programación loca, Momo, ¿dónde estás? Quiero recuperar mi tiempo. (El cuento de Momo, de Michael Ende, es buenísimo, para mi la mejor metáfora del capitalismo, si no lo conoces te lo recomiendo).
Total. Andando por mi mente durante tal viaje, o tal vez durante otro más psicoáctivo, me di cuenta que por eso, los ojos de viaje son buenos. No puedo explicar porqué, pero siento que es así. Son como gafas de colores que hacen ver todo como si fuera la primera vez que lo vieras. Sin el tedio de la costumbre, sin el letargo mental que supone conocer, o pensar que conoces. Hace que no me harte tanto.
Siempre acabo perdiendo estos ojos de vista, por lo que debo viajar a menudo. Aunque los lleve dentro, no es de más ir a buscarlos de vez en cuando. Últimamente para que no me salga tan caro, los busco en la playa, andando. El ruido de las olas reemplaza el del tren. Donde vienen acabar las olas, cuando se retiran, la arena saturada de agua refleja el cielo y parece templada en metal.
Un propósito para el 2008... nutrir la vida. ¡Ole!

Reflexión sarcástica de relectura: me ha salido un post muy Jorge Bucay, hoy.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

humor escorpiano

No me acuerdo de qué quería hablar.
De lo que me gusta mirar the dark side of the moon, la cara oscura de la luna, cuando está anocheciendo y se define ligeramente en contorno gris diferente del fondo del cielo para los ojos de lince como los míos. O algo así.
De que dos días fumando me han hecho volverme a enganchar y que daría medio año de vida para un porro, Dios me tenga en su misericordia.
De que en Navidad no me voy a casa porque no tengo vacaciones, y que me deprime un poco, pero que si fuera me deprimiera más sin duda, de quedarme tan poco tiempo.
De lo mucho que me gusta escuchar Radiohead últimamente. Pero va a parecer que estoy medio depre, tampoco es plan.

O de algún chico que he conocido, y que se ha ido, pronto vuelve, y dentro de poco se va lejos, muy lejos de mi... Pues sí, hablemos de algo chido, como dice el wey.

Es aaaalto, muy alto, me siento como la feíta de Gato blanco Gato negro con su marido inmenso al lado... hahahaha qué exagerada.
Es pequeñito, le saco cinco añitos, yo que normalmente siempre voy detrás de los viejecitos-entiéndase los hombres con experiencia. Igual es porque fue él detrás de mi, aun no sé porqué. Aún así es muy maduro y me deja de piedra a veces con su intuición, su manera tan tranquila de ver las cosas, en comparación soy miss paranoia.

Mejor que se vaya, pienso, así nos quedamos con lo mejor, el primer bocado, el alba llena de promesas y todas las metáforas líriconas que se puedan usar. Le digo eso, me mira y sonríe. Eso también lo pensé, dice.
Esta frase es una constante entre nosotros. Basta que abre mi corazón, que saque lo más sincero, lo que menos convendría decir para quedar bien, lo que más vergüenza me da, y me dice que también lo ha pensado. Me siento como el trapecista que ha caído y siente aliviado el contacto de la red. Me dice que no necesito ser nada más de lo que soy. Que me extrañará cuando esté allí. Al menos tres días. Me parto, su inocencia me desarma.
Y me entra ganas estúpida burra de aferrarme y no dejarlo ir. Maldita sea, como dice él.

Y eso que le mandé yo el capitulo del principito donde el principito conoce al zorro. Y donde el zorro quiere estar domesticado por el principito, para que su vida sea menos aburrida. Así el color del trigo le recordará el color del pelo del principito, a él que no come pan y para quien el trigo no sirve. Así sucede, pero después el principito se marcha. Y el zorro dice " voy a llorar".
Y el principito " es culpa tuya, tú has querido que te domesticará... al fin no ganas nada."
Y el zorro responde con esta frase, que me encanta : "Sí gano, por el color del trigo." ( daría para un post solo esta frase, que grande es Saint Exupery... decir que me lo hicieron leer de niña y odié este libro más que todo, lo veía más cursi y falso... bueno esto no tiene nada que ver)


Total. Que como siempre, soy la hostia. Dando lecciones que nunca aplico. Desde el principio supe que se iba a ir. No sé si querer que vuelva, que vaya, que ya se haya ido, que nunca lo haya encontrado, o que todo sea tal como es, que al fin será lo más lógico y lo menos cansado, si se toma con esta calma que no tengo.
Que será, será...
A ver si me compro un micrófono para hablar por el skype.

martes, 4 de diciembre de 2007

reflexión estúpida

Nueva cumbre sobre el cambio climático en Bali.

Si las buenas intenciones enfriaran, ya estaríamos en una nueva era glaciar.



Me río porque al río no me quiero tirar.